La Luz Mayor y la Luz Menor Lunes, 30 de Julio de 2007 - 05:52 p.m.
Por: Warren S. Ashworth, Ph. D. Professor of Adventist Studies and Mission Pacific Union College
En un editorial reciente, William Johnson nos recordó de nuevo que como adventistas del séptimo día, somos el Remanente del cual habla Apocalipsis 12:17.1 En armonía con las características del Remanente, poseemos el "testimonio de Jesús", el cual el apóstol Juan identifica como "el espíritu de profecía".2 No habiendo nacido en un hogar adventista, casi entré en estado de choque, cuando a la edad de 16 años, por primera vez oí que los adventistas creían que en Elena G. de White se había manifestado el genuino don de profecía. Pronto descubrí que ella era citada frecuentemente en los púlpitos adventistas. Mi padre, siendo un bautista, asistió por dos ocasiones a una iglesia adventista, y en ambas ocasiones llegó a la casa refunfuñando: ¿Quién es esta Elena White? ¿Por qué mejor no usan su Biblia?" Mi padre nunca fue adventista. Si mal no recuerdo, eso fue en la década de los 50's. Los tiempos han cambiado y la predicación ha gravitado ahora más sólidamente en la Biblia, pero no está de más recordar la relación que sus escritos debieran tener con las Sagradas Escrituras.
¿Cuál fue el punto de vista de Elena White respecto a la Biblia? ¿Creyó ella acaso que sus escritos eran iguales o superiores a la Biblia? ¿Entendió que sus escritos eran una adición especial a la Biblia? A fin de entender correctamente las respuestas a estas preguntas, es imperativo que entendamos sus conceptos sobre revelación e inspiración.
Conceptos de Elena White sobre Revelación e Inspiración
En la introducción de El Conflicto de los Siglos, y en las páginas 15- 23 de Mensajes Selectos Vol. 1, se hayan las declaraciones más directas de Elena White, las cuales nos ayudan a entender cómo Dios comunica su verdad divina. Aun cuando no creía que Dios dictaba sus mensajes palabra por palabra a sus mensajeros escogidos (excepto en raras ocasiones), rechazó tajantemente el punto de vista de sus días llamado la teoría del "encuentro", la cual afirma que a los profetas de antaño no se les comunicó ningún mensaje divino, y por lo tanto la Biblia no contiene ninguna verdad absoluta y normativa. Aunque Elena White no creyó que cada palabra de la Biblia fuese inspirada, sí creyó que los inspirados fueron los hombres. "La inspiración, escribió, no obra en las palabras del hombre ni en sus expresiones, sino en el hombre mismo, que está imbuido con pensamientos bajo la influencia del Espíritu Santo.3 Continuó diciendo: "Los escritores de la Biblia tuvieron que expresar sus ideas en lenguaje humano. Fue escrita por seres humanos".4 Elena White creyó que los escritores de la Biblia fueron los amanuenses de Dios, más no su pluma.5 Y para clarificar aun más, dijo: "Las palabras reciben la impresión de la mente individual. La mente divina es difundida. La mente y la voluntad divinas se combinan con la mente y voluntad humanas. De ese modo, las declaraciones del hombre son palabra de Dios".6 Los mensajes de los profetas ya sean en forma oral o escrita,
fueron imbuidos por el ministerio guiador del Espíritu Santo. Por eso es que pudo declarar: "Yo tomo la Biblia tal cual es, la Palabra inspirada por Dios. Creo en las declaraciones de una Biblia completa."7
La señora White reconoció que en la Biblia se hallan, errores, pero aseguró: " Todos los errores, no ocasionarán dificultad a una alma, ni harán que ningún pie tropiece, a menos que se trate de alguien que elaboraría dificultades de la más sencilla verdad revelada."8 También nos advierte de "aquellos que ejercitan su facultad para ridiculizar la Biblia."9 Su posición era, que las verdades esenciales de las Escrituras han sido providencialmente preservadas intactas a través del tiempo. De este modo, mientras reconocía la presencia de algunos errores, pudo declarar: "En su Palabra, Dios ha comunicado a los hombres el conocimiento necesario para la salvación. Las Sagradas Escrituras deben ser aceptadas como la autoridad y la infalible revelación de su voluntad. Ellas son la norma del carácter, y reveladora de doctrinas y la prueba de la experiencia cristiana."10
La Continuidad del Don Profético
Y aunque aceptamos que la Biblia es la "revelación infalible de su voluntad y la norma", a diferencia de otras denominaciones, no creemos que el genuino don de profecía cesó con la muerte de Juan el discípulo amado. Desde el mismo comienzo como denominación, hemos creído que Elena White fue otra mensajera, en la larga cadena de profetas mensajeros. Y aun cuando no fue una profetisa canónica, fue inspirada como los fueron los profetas que le antecedieron. Eso no significa, sin embargo, que sus escritos son de igual autoridad que la Biblia. Así como los profetas que siguieron después de Moisés fueron juzgados ser genuinos, sólo si no contradecían la verdad revelada con anterioridad (c.f. Isa. 8:20) de igual manera, los escritores del Nuevo Testamento fueron juzgados por su fidelidad a las enseñanzas del Antiguo Testamento. De igual modo, todos los profetas posteriores, deberán ser juzgados por su inmutable apego a la Biblia entera.
Perspectiva de los Pioneros respecto a la Luz Mayor y la Luz Menor
Ya en 1847, Jaime White, aún cuando sostenía el principio de Prima Scriptura, afirmó que Dios continuaría utilizando el don de profecía. Lo explicó así:
"La Biblia es una revelación completa y perfecta. Ella es nuestra única regla de fe y práctica. Pero esto no es razón para que Dios no pueda mostrarnos el pasado y el futuro cumplimiento de su palabra en estos últimos días por medio de sueños y visiones, de acuerdo al testimonio del apóstol Pedro. Las visiones verdaderas son dadas para llevarnos a Dios y a su palabra escrita; mas aquellas que son dadas como una regla de fe y práctica, separadas de la Biblia, no pueden proceder de Dios y debieran ser rechazadas".11 El mismo año en que la iglesia fue organizada, Urías Smith discutió la posición de Sola Escritura que muchos estaban usando para repudiar cualquier manifestación post bíblica del don profético. Notemos lo que escribió: "El principio protestante de 'la Biblia y la Biblia sola' en sí mismo es bueno y cierto, y lo apoyamos como nadie. Más cuando se usa reiteradamente para denunciar las visiones, tiene una apariencia de mal de las más nefastas. Cuando decimos que defendemos el principio de la Biblia y la Biblia sola, nos sometemos por ello mismo a recibir inequívocamente en forma plena, todo lo que la Biblia enseña."12
Bajo el título "Nuestro uso de las Visiones de la señora White," J. N. Andrews, a la sazón editor de la Revista Adventista y Heraldo del Sábado, en 1870 escribió: "La obra del Espíritu Santo puede ser dividida en dos partes: Primero, la que tiene que ver sencillamente con la tarea de convertir y santificar a las personas. Segundo, la que tiene el propósito de abrir la verdad de Dios, corregir el error, reprobar y , desenmascarar los pecados secretos. Esta parte es hecha por lo que las Escrituras llaman "dones espirituales". Estos existen no para beneficiar a la persona que se conceden, sino para beneficio de todo el cuerpo de Cristo, la iglesia."13
La comprensión que de este asunto tuvieron los primeros líderes de la iglesia, era semejante a las declaraciones de Elena White al concluir su primer libro, en 1851: " Te recomiendo querido lector la Palabra de Dios, como tu regla de fe y práctica. Por la Biblia hemos de ser juzgados. Dios en su Palabra prometió darnos visiones en los 'últimos días'; no como una nueva regla de fe, sino para fortalecer a su pueblo, y corregir a aquellos que se apartan de la verdad".14
En aquellas primeras declaraciones están enunciados varios de los principales propósitos de los escritos de Elena White. Jaime White, quizás fue el que identificó dos de los más importantes: Primero, conducirnos a Dios, y segundo, conducirnos a la Biblia. Urías Smith identificó otros tres: clarificar y explicar la Biblia, corregir el error, desenmascarar y reprobar los pecados secretos. En esta descripción inicial escrita, Elena White añadió dos más: para confortar y consolar a su pueblo, y para traer de regreso a los que divagan de la verdad bíblica. Estos siete propósitos justificarían el valor de este don, y explicarían el permanente interés en los escritos de la señora Elena G. de White.
Metáforas que nos ayudan a entender
A fin de ayudarnos a entender los propósitos por los cuales Dios se ha comunicado con su pueblo mediante Elena G. de White en la hora final de la historia humana, y más claramente percibir la relación de sus escritos con la Biblia, seis diferentes metáforas prueban ser útiles. La primera se halla en Gen. 1:16. "Hizo Dios las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para que se enseñorease en el día y la lumbrera menor para que se enseñorease en la noche." La señora White usó este pasaje para crear una de sus metáforas más atinadas, a fin de a comprender el valor y el propósito de sus escritos. Sus escritos son la lumbrera menor y la Biblia es la lumbrera mayor.
En 1902, las instituciones educacionales de la iglesia estaban sumidas en deudas, y la señora White decidió dedicar las ganancias obtenidas por la venta del libro Palabras de Vida del Gran Maestro para reducir estas deudas. En una carta publicada urgía a los miembros de la iglesia a cooperar en esta aventura misionera, asegurándoles que el libro contenía "luz preciosa y reconfortante" y que de las páginas de este libro esta luz ha de brillar en los corazones de los hombres y mujeres, conduciéndolos al Salvador.15
Poco más adelante en su carta explicaba: "El Señor ha dado a su pueblo mucha instrucción, línea tras línea, precepto tras precepto, un poquito aquí y otro poquito allá. Poca atención se ha dado a la Biblia, por eso el Señor ha dado una luz menor para guiar a los hombres y a las mujeres al Salvador".16 De esta forma dirige nuestra atención a dos importantes realidades: que la Palabra de Dios ha sido tristemente olvidada y que sus escritos fueron dados para dirigir de nuevo nuestra atención a ella. En una declaración la cual no puede ser mal comprendida e ignorada declara:
"La Biblia es nuestra única regla de fe y doctrina. No hay nada que esté mejor calculado para vivificar la mente y fortalecer el intelecto que el estudio de la Palabra de Dios. . . Si la Biblia fue estudiada como debiera serlo, los hombres tendrían una amplitud de opiniones, una nobleza de carácter y una estabilidad de propósitos que rara vez se ve en estos tiempos. Miles de hombres que ministran en el púlpito carecen de las cualidades esenciales de mente y del carácter, porque no se dedican al estudio de las Escrituras. Se conforman con un conocimiento superficial de las verdades que están llenas de ricas profundidades de significado y prefieren seguir así, perdiendo mucho en todo sentido, mas bien que buscar diligentemente el tesoro oculto." 17
La segunda metáfora podría llamarse "luz temprana y luz tardía". La Biblia fue escrita por cuarenta escritores, el primero de ellos vivió hace casi 3000 años. La Biblia ha sido la revelación universal de la voluntad y el propósito de Dios a través
del tiempo. Sin embargo, Dios llamó a un profeta moderno cerca del fin del tiempo para llamar la atención del pueblo a la "luz temprana". De este modo, ella es la luz tardía que amplifica y refleja "la luz temprana".
La tercera metáfora es la del "probador y lo probado" Cada nación del mundo tiene normas nacionales de medida firmemente establecidas, a las cuales todas otras medidas deben someterse. Mientras que las normas operativas pudieran no distinguirse de la norma nacional, y jamás se usan para probar la norma nacional, sin embargo, son probadas por ella. De la misma manera que la belleza, la veracidad y la relevancia de los escritos de Elena White pudieran no distinguirse de la Biblia, estas normas serán las únicas normas operacionales a ser probadas por la Palabra.
Reconociendo que Elena White escribió más de lo que se halla en la Biblia,18 la metáfora del "mapa nacional y el mapa estatal" es particularmente relevante. Hay mapas que cubren casi todo el mundo, enfatizando las características principales del planeta, mientras que los mapas locales cubren un área pequeña pero con más detalles. A Elena White se le dijo: "Tu testimonio tendrá que ver con las minucias de la vida, cuidando de que la débil fe no muera y ayudando a ver a los creyentes la necesidad de brillar como lumbreras en el mundo."19 La Biblia despliega los grandes temas de Dios y su plan salvador, así como los principios fundamentales de la vida cristiana. Más en los escritos de Elena White, Dios hace que los detalles sean claros.
De acuerdo a Denton Rebok, un reconocido ministro adventista norteamericano, y estudioso de por vida del espíritu de profecía,20 Elena White creía que la señora S.M.I Henry en su metáfora de "larga vista" había captado con claridad y exactitud como nadie la relación del espíritu de profecía y la Biblia.21 La señora Henry decía que los escritos de Elena White eran como los lentes de un telescopio, a través del cual podemos mirar a la Biblia, pero que están sujetos a todas las condiciones propias de un telescopio. "Las nubes," explicaba, "pueden interponerse entre el telescopio y el cielo cuajado de estrellas -- nubes de incredulidad, de contención. Satanás puede levantar tempestades, puede empañarlos con el aliento de nuestro egoísmo; el polvo de la superstición puede acumularse en la lente. Si por todo esto la lente es empañada, no podemos sino percibir una visión muy pobre del maravilloso espectáculo que el cielo estrellado ofrece a nuestra vista. Pero es su fin servirnos como medio para magnificar nuestra visión. Como el telescopio, los testimonios tienen un fin maravilloso y santo. No son los cielos centelleantes con incontables órbitas de verdad, sino que son el medio guiador para que el ojo disfrute de una belleza singular y para que mediante esta lente penetre en los misterios gloriosos de la palabra viviente de Dios.22 En otras palabras, un telescopio no crea más estrellas, sino simplemente nos habilita para poder ver más claramente las estrellas que están allá lejos.23 En apoyo a esto, la señora White escribió:
"Los Testimonios no nos dan nueva luz,24 no son sino para imprimir sobre el corazón vívidamente las verdades que por inspiración han sido reveladas. El deber del hombre para con Dios y para con sus semejantes ha sido claramente especificado en la Palabra de Dios. Sin embargo, muy pocos sois obedientes a la luz que ha sido dada. Ninguna verdad adicional es agregada, pero Dios, mediante los Testimonios ha simplificado las grandes verdades dadas, y en la manera que él ha creído conveniente, las ha presentado al pueblo para despertarlos y e impresionar la mente de tal manera que nadie quede sin excusa"25
La metáfora final es la que muchos hallan ser útil y adecuada para este fin particular. Es la del "capitán/piloto". Urías Smith a la edad de 32 años, en un editorial de la Revista Adventista, órgano oficial de la iglesia, dio evidencias del claro conocimiento que él poseía de este asunto:
"Supongan que están por iniciar un viaje. El dueño de la nave le entrega a cada uno un libro que contiene todas las indicaciones necesarias y suficientes para el viaje. . .
También les dice que la última parte de este viaje será especialmente peligrosa. Pero para esta parte del viaje, dice que les ha provisto de un piloto quien les dará indicaciones, claras cuando las circunstancias que les rodeen lo ameriten. Les pide que por favor atiendan al piloto. Con estas indicaciones llegan a la parte peligrosa del viaje, y el piloto, de acuerdo a lo prometido, aparece. Pero algunos del grupo, al ofrecer éste sus servicios, se levantan contra él y le dicen: 'tenemos el libro original de indicaciones el cual es suficiente para nosotros. Nos aferraremos a él y nada más que a él, así que no queremos tener nada que ver con usted'. ¿Quién atiende en verdad el libro de indicaciones? ¿Los que rechazan al piloto o aquellos que lo reciben tal como el libro lo indica? ¡Juzgad!26
Elena G. de White como intérprete de las Escrituras
En la mayor parte de las áreas de la iglesia y de la vida personal, como iglesia, hemos reconocido y valorado la presencia del "piloto práctico del puerto" dado por Dios para estos tiempos desafiantes y difíciles. Mediante sus escritos, Elena White continúa exaltando la Palabra de Dios y llamando nuestra atención a su estudio.27 Los principios y las verdades de la Biblia son clarificados y simplificados al tratar ella los detalles o "minucias".28 Un llamado a una buena manera de vivir y a renunciar el pecado es una nota tónica que se oye a través de sus escritos.29 En libros como El Camino a Cristo, o El Deseado de Todas las Gentes, provee esperanza, consolación y soluciones para el dilema humano. Elena White tiene mucho que enseñarnos respecto a nuestra comprensión de los eventos finales, la segunda venida de Cristo, y la preparación que necesitamos para encontrarnos con él.30 Aunque murió hace 83 años, todavía es tenida por la mayoría de los adventistas del séptimo día como genuina profetisa y mensajera de Dios, y que ha sido probada sin lugar a dudas, por los frutos de su vida y su trabajo(Mat. 7:16; 20).
Hay, sin embargo, un aspecto de su ministerio que amerita especial y cuidadosa investigación, y que ha sido mal entendido. Este es su rol como interprete de la Biblia. Raúl Dederen nota tres aspectos sobresalientes de este rol. Primero, "como intérprete de la Biblia, la característica más importante de Elena White es la de un evangelista, no la de un exégeta; no es la de un teólogo, pero es la de un predicador, la de un evangelista. . . . Tenía la actitud típica de un profeta, principalmente deseosa que mediante el texto lograra su objetivo inmediato el cual era el servicio. Segundo, jamás fracasó en enfatizar la relevancia del pasaje a sus lectores, y la importancia de una respuesta propia a la Palabra de Dios". Tercero, Dederen nota un aspecto notorio la facilidad con que las citas bíblicas y alusiones bíblicas brotan de su pluma. Su mente estaba completamente impregnada con las Sagradas Escrituras."31
Y siendo que sus escritos están tan inmersos en la Palabra, no es sorpresa que A.T. Jones, en 1894, la describiera como la infalible intérprete de la Biblia. Y fue más lejos aun, al afirmar que la mejor forma de estudiar la Biblia era a través de sus escritos.32 Aunque otros autoproclamados profetas modernos se consideran a sí mismos como la lente indispensable a través del cual se debe ver e interpretar correctamente la Escritura, Elena White categóricamente rechaza tal pretensión. Ella declara enfáticamente que sus escritos jamás deben anteponerse a las Escrituras.33
La señora White recuerda cómo en los primeros días de su ministerio, "el poder de Dios descendía sobre ella y la capacitaba para claramente definir qué era verdad y qué era error."34 En otras ocasiones afirmó que lo que había escrito era exacto y correcto. "Hay una sola cadena de verdad, sin ninguna declaración herética en aquello que he escrito."35 "Los Testimonios jamás contradicen su Palabra"36 La conclusión inevitable es: Elena White debió haber creído que cuando hacía declaraciones respecto a alguna doctrina, así como de cualquier otro tema, sus declaraciones eran bíblicas y doctrinalmente correctas. Si esto es cierto, ¿por qué pues se opuso al uso de sus escritos para determinar lo correcto o no correcto de una doctrina?
Debemos saber, sin embargo, que ella consistentemente rehusó ser el árbitro de la verdad. Ninguna posición doctrinal debería ser determinada y defendida sobre la base: "Así dice la señora White". Era su deseo que todos escudriñemos las Escrituras. Usarla a ella como árbitro final, inevitablemente nos conduciría al analfabetismo bíblico. A fin de lograr una credibilidad perdurable de nuestros propios miembros de iglesia, ya no digamos con los cristianos de otras confesiones, todas nuestras doctrinas deben estar basadas única y completamente en la Biblia.
Pero, mientras que es cierto que los escritos de Elena White son primordialmente formativos y no normativos,37 y puesto que siempre hablan subordinados a la autoridad de las Sagradas Escrituras, no por ello debemos decir que Dios, en ninguna ocasión no usó la usó para corregir errores doctrinales. En una coyuntura muy crítica en la historia de nuestra denominación, ella fue usada por Dios para alterar significativamente los puntos de vista doctrinales. Respecto a los últimos años de la década de los 70 ella escribe: "Hubo un tiempo en que un error tras otro se cernía sobre nosotros. Ministros y doctores introducían nuevas doctrinas. Lo que hacíamos era escudriñar las Escrituras con mucha oración, y el Espíritu Santo presentaba la verdad a nuestras mentes. . . . El poder de Dios descendía sobre mí y me capacitaba para claramente difinir qué era verdad y que era error"38
En 1898, a fin de contrarrestar el semi-arrianismo de Urías Smith, declaró inequívocamente: "En Cristo hay vida original, no prestada y no-derivada. . . La divinidad de Cristo es la seguridad de vida eterna para el creyente.39 En la sesión de la Conferencia General de 1901, públicamente refutó el fanatismo de la "carne santificada" que había impactado la dirigencia de la Conferencia de Indiana en 1900. En respuesta a sus pretendidas declaraciones las cuales decían que cada creyente debería adquirir un estado físico de impecabilidad, necesario e indispensable para la traslación, ella escribió: " La enseñanza dada respecto a lo que se considera como "carne santificada", es un error. Todos hoy pueden obtener corazones santificados, pero no es correcto pretender que en esta vida hemos de tener carne santificada. Ningún ser humano sobre la tierra tiene carne santificada. Esto es una imposibilidad".40 Y en 1903, cuando el liderazgo de la iglesia comenzó a angustiarse respecto a la exposición que el doctor Kellogg hacía acerca del panteísmo, escribió: "En el libro El Templo Viviente, se halla el alfa y la omega de esta mortal herejía."41 De nuevo, en 1905, en respuesta a A.F. Ballenger sobre sus puntos de vista respecto al santuario, cuyos puntos de vista negaban el cumplimiento de la profecía en 1844, y que también repudiaban el ministerio celestial de Cristo y el juicio investigador, fue categórica: "Cuando el poder de Dios testifica respecto a qué es verdad, esa verdad se sostendrá por siempre como verdad. Ninguna suposición contraria a la luz que Dios ha dado debe ser acariciada. Se levantarán hombres con interpretaciones de la Escritura que para ellos parecerán como verdad, pero no son la verdad. . . no debemos recibir las palabras de esos hombres quienes vienen con un mensaje que contradice los puntos esenciales de nuestra fe".42
La conclusión es inevitable. Es el deseo de Dios que su pueblo estudie fervientemente la Palabra en la continua búsqueda de la verdad. Mas cuando alguien, en lugar de bregar con la Palabra, se levanta y tuerce la Palabra, Dios actúa mediante su profeta, a fin de distinguir entre lo que es verdad y lo que es error. El papel de Elena de White como mensajera de Dios ha sido descrito sucintamente así:
"El hecho de que la particular vocación y llamado de la señora White fue la de un profeta, sugiere que su rol no es meramente devocional o pastoral, ni exegético o teológico, sino profético. Aunque su ministerio exhibe elementos de todos estos otros roles, lo hace en forma aparte y distinta. La autoridad profética es la autoridad que presenta el mensaje de Dios, que va a la raíz de los problemas de la existencia humana, que descubre la perversidad humana y enfatiza el potencial humano en Cristo. Un profeta puede argumentar en lo teológico, puede ofrecer reflexiones devocionales y puede ministrar pastoralmente al pueblo de Dios, pero su mensaje es generalmente más inquietante que el de un pastor; es más desafiante que el de un
escritor devocional; es más cautivante que una formulación teológica, y más relevante que una exposición exegética."43
Los adventistas del séptimo día continúan investigando, ampliando y profundizando en su comprensión del multifacético tesoro del don de profecía como guía celestial en la vida, obra y escritos de Elena White. Pero el estudio y uso de sus escritos deben hacerse con discreción: "En el trabajo público no hagáis prominente ni citéis lo que la hermana White como autoridad para sostener vuestra posición.. . . Presentad vuestras evidencias en forma clara y sencilla extrayéndolas de la Palabra de Dios. Un 'así dice el Señor' es el testimonio más poderoso que podéis presentar a la gente. Que nadie sea educado a mirar a la hermana White, sino al Dios poderoso que da las instrucciones a la hermana White".44
La conclusión parece evidente por sí misma: si como adventistas del séptimo día creemos todo lo que la Biblia enseña, amaremos los escritos de Elena White. Y si creemos todo lo que Elena White enseña, amaremos y exaltaremos en forma suprema la Palabra de Dios.
Bibliografía
1. William Johnsson, Adventist Review, May, 14, 1998, p. 5.
2. Rev. 19:19. While the phrase "spririt of prophecy" applies in the broadest sense to the Holy Spirit and His work through all prophets, canonical and non canonical, inthe eschatological context of Rev. 12:17, it is a distinguishing characteristic and assuch must apply to a modern manifestation of the gift.
3. Ellen G. White, Selected Messages, Book, p. 21.
4. Ibid., p. 19.
5. Ibid., p. 21.
6. Ibid..
7. Ibid., p. 17.
8. Ibid., p. 16.
9. Ibid., p. 17.
10. Ellen White, The Faith I Live By, p. 13.
11. Word to the Little Flock, p. 13.
12. Uriah Smith, Advent Veview and Sabbath Herald, January 13, 1870. See Tim Cosby's article "Why I dont belive in sola scriptura," Ministry, October, 1987, pp. 11-15.
13. J. N. Andrews, Advent Review and Sabbath Herald, Febrary 15, 1870.
14. Ellen G. White, Early Wittings, p. 78.
15. Ellen G. White, "An Open Letter From Mrs. E. G. White to All who Love the Blessed Hope," Advent Review and Sabbath Herald, January 20, 1903, p. 15.
16. Ibid..
17. Ellen White, Fundamentals of Christian Education, p. 126.
18. At 25 million words, she wrote approximately 100 times more than the New Testament contains.
19. Ellen White, Life Sketches, p. 202.
20. Seventh-day Adventists often use the phrase "Spirit of Prophecy" to refer to tha corpus of Ellen White's writtings, recoznizing nonetheless that her writings consitute only a modern-day continuation of the "spirit of prophecy" spoken of by the prophet John.
21. Denton Rebok, Belive His Prophets (Washington, D. C.: Review and Herald Pub. Assn., 1956), p. 181.
22. S.M.I. Henry, The Gospel of Health, January, 1898, pp. 25-28.
23. The material in Roger Coon's third installment in a series of articles on revelation and inspirationin The Journal of Adventist Education, (Vol. 44, No. 3), February-March, 1982, pp 17-33, is especially helpful on the metaphors.
24. Italics supplied.
25. Ellen White, Testimonies for the Church, p. 605.
26. Uriah Smith, "Do We Discard the Bible by Endorsing the Visions?" Advent Review and Sabbath Herald, January 13, 1863.
27. Testimonies, vol. 2, p. 665; vol. 5, p. 665.
28. Testimonies, vol. 2, p. 605.
29. Testimonies, vol. 5, p. 667.
30. Great controversy, pp. 593, 594. In his recent book Reading Ellen White, George Kinght has identified not only the purposes of her writtings, but the hermeneutical principles needed for correct interpretation of them.
31. "Ellen White's Doctrine of Scripture," in "Are There Prophets in the Modern Church?" Suplement to Ministry, July, 1977, p. 24H.
32. HM Extra, December, 1894.
33. Evangelism, p. 256.
34. Gospel Worker, p. 52.
35. Selected Messages, vol. 3, p. 52.
36. Ibid, p. 32.
37. For a provocative discussion of the issue, see Ron Graybill, "Ellen White's role in doctrinal formation, "Ministry, October, 1981, pp. 7-11.
38. Gospel Workers, p. 302.
39. Cf. The Desire of Ages, pp. 24, 25, and Smith's editorial in the Review, Mach 16, 1897.
40. Selected Messages, vol. 2, p. 32.
41. Ibid. Vol. 2, p. 200. Cf. Testimonies for the Church, vol. 8, pp. 255-328. The Living Temple was a 568 page book published in 1903 in which he presented his pantheistic view.
42. Ibid. Vol. 1, p. 161. Cf. Manuscript Release No. 760. For additional information and explanation see Robert W. Olson, 101 Questions on the Sanctuary and on Ellen White (Washington, D. C.: Elen G. White Estate, 1981), pp. 38-45.
43. Ron Graybill, "Ellen White's role in doctrine formation," Ministry, October 1981,